octubre 25, 2025

Periodistas Sin Censura

La Otra Cara de la Noticia

Salvador Guerrero Chiprés, ¡”Huele Moles” Y “Matraquero” Profesional!

 
*Mientras se la pasa en fiestas y desviando recursos para pagarle los “caprichos” a su pareja sentimental, el C5 permanece en la opacidad
 
 
 
*Solamente funciona el 50 por ciento de las cámaras que posee y que se encuentran instaladas disque en puntos estratégicos de la CDMX
 
 
 
*El mal funcionamiento del C5 aunado al mal desempeño de su titular, Salvador Guerrero Chiprés, ha provocado que varios casos de asesinatos y desapariciones no se hayan podido resolver
 
 
 
 
*Estados Unidos sancionó al presidente de Colombia, Gustavo Petro, por presuntos vínculos con el narcotráfico
 
PLUMA FUENTE
JUAN BERMÚDEZ
 
 
 
 
A pesar de que es uno de los sistemas de videovigilancia más grandes de América Latina, con más de 83,400 cámaras activas y 27,500 botones de auxilio y con tecnología de punta, el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5) de la Ciudad de México enfrenta fuertes cuestionamientos por fallas técnicas, presuntos actos de corrupción, deficiencias en ciberseguridad y un preocupante historial de opacidad.
 
 
 
Mientras esto sucede, su titular, Salvador Guerrero Chiprés, anda de “hueles moles” y “matraquero” en distintos actos políticos en los que participan la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y la jefa de gobierno de la CDMX, Clara Marina Brugada  Molina. Es decir, el también ex titular del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX, busca que “lo palomeen” para ser el próximo Secretario de Seguridad Ciudadana. 
 
 
 
Quiere ganar más lana, porque de lo contrario no le va a alcanzar para solventar los gastos que genera el mantenimiento de la escuela de yoga “Harmonia” y/o “Contacto Interactivo”, y el portal de internet www.http://yogaypunto.com que le puso a su pareja sentimental, María Elena Esparza Guevara, quien se ha encargado de manipularlo a su total antojo.
 
 
 
Pero honestamente, en lo personal, dudo mucho que logre su objetivo, mis estimados ciberlectores, pues el señor ha demostrado que está en todo menos en misa, como se dice de manera muy coloquial.
 
 
 
Tal y como lo he publicado con anterioridad en este espacio, junto con fotografías donde el funcionario sale participando en fiestas cantando, bebiendo alcohol y comiendo alacranes, acompañado de mujeres, poniendo por los suelos o más bien haciendo añicos la imagen de hombre “muy propio”, “educado” y “pulcro” que durante años ha proyectado ante la opinión pública y medios de comunicación. ¡Pero en fin!
 
 
 
Desde su transformación en 2015 —tras haber comenzado operaciones como el CAEPCCM en 2009— el C5 ha sido presentado como una herramienta clave para la seguridad pública. Sin embargo, diversos incidentes recientes y pasados evidencian que el sistema dista mucho de operar con la eficiencia, integridad y transparencia que las autoridades afirman.
 
 
 
Uno de los casos más graves ocurrió en mayo de 2025, cuando una cámara del C5, ubicada en la alcaldía Tlalpan, no funcionó correctamente durante un ataque armado contra dos funcionarios encargados de la seguridad del propio C5: Ximena Guzmán y José Muñoz. Las imágenes captadas fueron inservibles por su baja calidad, lo que obligó a las autoridades a recurrir a cámaras privadas para obtener evidencia. Aunque el C5 sostuvo que sus cámaras funcionaban y aportaron datos relevantes, el hecho generó indignación y dudas fundadas sobre la confiabilidad del sistema.
 
 
 
Otro caso muy grave que no ha sido resuelto debido al mal funcionamiento del C5 sucedió recientemente en la alcaldía Tlalpan, cuando desapareció la joven Ximena López Rosales de 17 años de edad,
 
 
 
 
El hecho sucedió después de que la víctima fue a recoger de la escuela a su hermano menor para llevarlo a su casa ubicada en la colonia Magdalena Petlacalco. Una vez que cumplió ese cometido, salió de nueva cuenta y se dirigió a una tienda cercana pero no portaba su teléfono celular porque solamente estaría fuera unos minutos.
 
 
 
 
Ese fatídico día, Ximena vestía blusa y sudadera negra, pantalón café y unas “chanclas” de color azul. Desde entonces su familia la busca desesperadamente y ha hablado con las autoridades sin obtener una respuesta satisfactoria. La realidad es que no se tienen elementos de ningún tipo para resolver el caso, debido a que las cámaras instaladas en la zona NO FUNCIONAN. 
 
 
 
 
Y mientras, insisto, Salvador Guerrero Chiprés, se la vive tragando camote a más no poder, dando “cifras alegres” de supuestos logros del C5 y candidateándose para ser el próximo jefe de la policía capitalina.
 
 
 
 
Pero, las fallas técnicas no son el único motivo de alarma. En 2021, se denunció que elementos de la policía utilizaron grabaciones del C5 para extorsionar personas o filtrarlas a medios sensacionalistas, particularmente cuando las imágenes beneficiaban a autoridades. Por el contrario, cuando el contenido podía comprometer a agentes públicos, se reportaba que “las cámaras no funcionaban” o “las grabaciones se habían perdido”, lo que sugiere manipulación deliberada de evidencia.

 
 
El caso más preocupante se remonta a 2018, cuando el Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló que un hacker vinculado al Cártel de Sinaloa presuntamente accedió a cámaras de videovigilancia en la Ciudad de México para rastrear a un funcionario del FBI y asesinar a informantes. 
 
 
 
 
Aunque no se confirmó si las cámaras eran del C5 o privadas, la institución negó cualquier intrusión a su sistema central y atribuyó el incidente a administraciones anteriores. Hasta la fecha, no ha habido una investigación pública que esclarezca el alcance real del caso.

Actualmente, el C5 opera 83,414 cámaras distribuidas por toda la ciudad y proyecta instalar 40,200 más en 2025, con el objetivo de llegar a 124,000 unidades para el Mundial de Futbol 2026. Sin embargo, este crecimiento no ha venido acompañado de una estrategia integral de seguridad cibernética y mantenimiento efectivo.

 
 
 
Más del 70% de los reportes de cámaras inoperantes están relacionados con problemas de conectividad eléctrica o digital. Algunas cámaras han superado su vida útil, especialmente aquellas instaladas hace más de una década, sin ser renovadas. Para 2025, el C5 prevé reemplazar poco más de 6,000 unidades, aunque la cifra sigue siendo insuficiente frente a la magnitud del sistema.

Las licitaciones públicas del C5, emitidas aproximadamente cada año, presentan especificaciones técnicas generales pero omiten deliberadamente marcas, modelos y configuraciones de los dispositivos. Documentos como las licitaciones LPN-004-2025, LPN-005-2024, LPN-003-2024 y LPN-002-2024 permiten conocer criterios mínimos de operación, como resolución 4K o visión nocturna, pero evitan identificar a los fabricantes. 

 
 
 
 
Esta práctica, aunque promovida como estrategia de libre competencia, impide conocer con certeza qué tecnología se está utilizando y qué tan segura es.

 
 
Especialistas en ciberseguridad advierten que esta opacidad puede ser aprovechada por cibercriminales. A través de información técnica genérica y el uso de bases de datos públicas de contraseñas predeterminadas —como las disponibles en cirt.net, a1securitycameras.com o datarecovery.com—, un atacante con conocimientos puede vulnerar dispositivos si estos no están debidamente configurados. 
 
 
 
 
A la fecha, no hay constancia pública de que el C5 aplique políticas obligatorias como el cambio de contraseñas por defecto, la actualización periódica de firmware o la autenticación multifactor en todos sus dispositivos.
 
 
 
 
El programa “Más Ojos para la Seguridad”, impulsado por el Gobierno capitalino, busca integrar cámaras privadas al sistema de monitoreo público. No obstante, esta colaboración puede introducir graves vulnerabilidades si no se garantizan los mismos estándares de seguridad para los dispositivos externos. La falta de controles técnicos sobre estas integraciones podría convertirse en una puerta de entrada para ciberataques y espionaje por parte de grupos delictivos.

Gran parte del sistema de videovigilancia está compuesto por equipos de origen extranjero, incluyendo marcas como Hikvision, Dahua, Axis, Hanwha, Samsung, Pelco o Huawei. La dependencia de esta tecnología importada no solo expone al país a riesgos en la cadena de suministro, sino que también limita la capacidad de respuesta ante amenazas globales. No hay certeza sobre qué fabricantes están detrás del sistema actual, lo que deja un vacío preocupante en términos de soberanía tecnológica y rendición de cuentas.

La evidencia muestra que los cárteles han adoptado tecnologías avanzadas como drones, redes encriptadas y software de vigilancia para monitorear a sus adversarios, incluyendo a autoridades. En contraste, el C5 enfrenta limitaciones operativas, tecnológicas y burocráticas que disminuyen su capacidad de respuesta. Esto plantea una paradoja alarmante: mientras el crimen organizado avanza en sus capacidades digitales, el aparato de seguridad pública aún batalla con fallas básicas de mantenimiento, opacidad en adquisiciones y protocolos de seguridad incompletos.

 
 
Las autoridades capitalinas presentan al C5 como una estructura sólida para proteger a la ciudadanía, pero los hechos contradicen ese discurso. Las fallas técnicas, la opacidad en licitaciones, los antecedentes de corrupción interna y la falta de controles cibernéticos robustos muestran un sistema que podría estar comprometido desde adentro y desde fuera.

 
 
Frente a este panorama, se exige mayor transparencia, auditorías externas, fortalecimiento de las políticas de ciberseguridad y una rendición de cuentas clara sobre los recursos públicos invertidos en videovigilancia. 
 
 
 
La seguridad de millones de ciudadanos no puede seguir dependiendo de un sistema que, pese a su magnitud, opera entre sombras y mucho menos de un sujeto al que le encanta hacer el ridículo, la fiesta, el alcohol, la vida opulenta y que a leguas se le nota su oportunismo.
 
 
 
 
APUNTES FIDEDIGNOS
 
 
 
En otro tema, les comento mis estimados ciberlectores, que el Gobierno de Estados Unidos cumplió con lo anunciado: incluyó al presidente de Colombia, Gustavo Petro, en la Lista Clinton, oficialmente denominada Clinton List of Specially Designated Nationals (SDN), administrada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac) del Departamento del Tesoro.
 
 
 
 
Además del jefe de Estado, su esposa, Verónica Alcocer, y su hijo mayor, Nicolás Petro Burgos, actualmente investigado por la justicia colombiana, también aparecen en el listado.
 
 
 
Junto con ellos está el ministro del Interior, Armando Benedetti, que se ha unido a las críticas que ha hecho el presidente Petro en contra del primer mandatario estadounidense Donald Trump.
 
 
 
El presidente Petro, parte de su familia y el ministro Armando Benedetti fueron incluidos en la Lista Clinton – crédito Office of Foreign Assets Control.
 
 
 
 
El senador estadounidense Bernie Moreno ya había advertido sobre la inclusión del presidente Petro, su familia y algunos de sus colaboradores en la lista. Así lo expuso en una entrevista con Fox News, explicando que, presuntamente, su llegada al cargo más importante del país se debería al respaldo de organizaciones ligadas al narcotráfico.
 
 
DUDAS, ACLARACIONES, COMENTARIOS Y AMENAZAS:

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