*El alcalde en Xochimilco, José Carlos Acosta Ruiz y Gustavo Arias Rosas, Director General de Obras y Servicios, ignoran la protesta de los afectados
*Ambos funcionarios no cesan en su intento de despedir a los quejosos y retirarles las becas educativas que reciben sus respectivas familias
Juan Bermúdez/Reportero
Los empleados adscritos a la Sección 1 “Limpia y Transportes” del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México (SUTGCDMX), que se desempeñan como choferes de camiones recolectores de basura y barrenderos en la alcaldía Xochimilco, fueron amenazados e ignorados por las autoridades en su petición de que se les proporcione combustible para sus unidades y así puedan desempeñar sus labores cotidianas, por lo que continuarán con su huelga de hambre y desangrándose en el asta bandera ubicada en la plaza de la constitución ubicada en el Centro Histórico de la capital del país.
En este sentido, Ismael y Pablo Castañeda Del Monte, Enoc Castillo Inclán y Juan Alberto De la luz Quintero señalaron que el alcalde en dicha demarcación, José Carlos Acosta Ruiz así como el Director de Obras y Servicios, Gustavo Arias Rosas, han mostrado intransigencia, soberbia y falta de calidad humana en esta situación al grado de que los han amenazado con quitarles sus empleos para que se vayan a la ruina y retirarles las becas educativas que se les habían otorgado para sus respectivos hijos. Ante ello, piden la inmediata intervención de la Jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum Pardo.
Durante el transcurso del martes –expresaron- Arias Rosas se presentó en las oficinas del gobierno central según para resolver el problema, pero lo único que nos dijo es que no tenía por qué hacernos caso toda vez que él y José Carlos Acosta son los que mandan en la alcaldía, los meros meros y que los camiones y demás herramientas de trabajo nos las tiene que quitar.
Ante este panorama, los afectados externaron que se ven en la necesidad de continuar con su manifestación hasta llegar a las últimas consecuencias, pues no están dispuestos a perder su empleo y llevar a la ruina a sus familias “por el capricho de un par de funcionarios tercos y corruptos”.
Finalmente, responsabilizaron de cualquier atentado en su contra y de sus familias, así como de los daños que padezcan derivados de la huelga de hambre y el desangramiento al que se han sometido.
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