*Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, lo destapó como futuro candidato de Morena a la presidencia de la República
*De hecho, dicen las malas lenguas de Palacio Nacional que el ex gobernador de Tabasco es gente de todas las confianza de López Obrador
* A diferencia de Monreal, Ebrard o Sheinbaum, Adán Augusto no ha mostrado fiebre o sudor alguno por la candidatura de Morena. No se asume como un presidenciable predestinado a ser ungido
PLUMA FUENTE
JUAN BERMÚDEZ
Pues ya lo destaparon… y aquí es cuando los seguidores de Andrés Manuel López Obrador gritan de emoción ya que éste desde hace tiempo señalan a Adán Augusto López Hernández como una carta fuerte para el 2024 y al interior de Palacio Nacional ya se escuchan los “bombos y platillos”.
Aunque como gobernador –dicen los que saben– era más bien grisssssss, tanto que cuando fue designado como secretario de Gobernación muchos preguntaron “¿y ese güey qué?”, pues resulta que en Morena ven altamente presidenciable al ahora famoso Adán Augusto.
“Yo creo que sí [es presidenciable], porque Adán Augusto es un político muy completo, muy cercano al presidente de la República”; señaló el dirigente de Morena, Mario Delgado en entrevista…
¿Y nada más por eso ya es presidenciable? Bueeeeeno, recordemos que en épocas añejas (de donde AMLO ha sacado varias de sus formas políticas) ser secretario de Gobernación era, casi en automático, ser considerado para suceder al presidente. Entonces, Adán Augusto está en un puesto clave, es decir, en el lugar adecuado para ser ungido por “la gracia de dios”.
Pero bien, Mario Delgado agregó que Adán Augusto López debería ser considerado para el 2024, ya que hizo un “gran trabajo” como gobernador de Tabasco (¿si?) y, en fin, tiene todas las características para ser admitido dentro de los aspirantes.
El líder nacional de Morena descartó que haya un “tapado” del presidente y recordó que la elección del candidato presidencial de Morena para el 2024 (que muchos todavía ven lejos, pero a estos güeyes parece que ya les anda) será por el democrático método de la encuesta.
En caso de que apenas se estén entrando de la existencia de este apacible personaje (¿alguien recuerda su voz?… ¿¿¿¿alguien lo ha visto hablar???), pues no está de más señalar Adán Augusto López es el actual secretario de Gobernación, cargo que ocupa hace unos cuantos meses, en sustitución de Olguita Sánchez Cordero.
De 58 años (se ve que lo corrieron sin aceite), Adán Augusto fue gobernador de Tabasco, nomás de 2019 a 2021. Antes de eso se había desempeñado como senador, diputado y, para no perder la costumbre en Morena, como militante del PRD, partido del que salió en 2014.
El recién designado secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández (57 años), no solo lleva casi dos décadas acompañando los pasos políticos de Andrés Manuel López Obrador. Su cercanía se remite a los remotos años 80 en Tabasco, tierra natal de ambos, cuando el padre del nuevo secretario, un ilustre notario local, se convirtió en uno de los aliados clave de un joven López Obrador durante su ruptura con el PRI.
Notario como su padre, López Hernández militó más de dos décadas en el partido hegemónico antes pasarse definitivamente al barco del obradorismo. Durante el anuncio oficial de su nuevo puesto, el hasta ahora gobernador de Tabasco fue definido por el mandatario como un “paisano, amigo y compañero entrañable”, un compendio de los ingredientes que más valora el presidente mexicano.
Antes de Morena, antes incluso del PRD, el notario Payambé López Falconi , fallecido el año pasado entre loas de todo el espectro de la izquierda mexicana, estuvo al lado de López Obrador en la construcción de una alternativa al PRI. Desde su apoyo en la campaña a mediados de los 80 con López Obrador como candidato a gobernador de Tabasco por el Frente Democrático Nacional, hasta la firma como único notario de las actas de constitución del PRD local, también con López Obrador como presidente, y entre fuertes presiones del duro PRI de entonces.
“Le tenía mucha confianza al papá. Tanto que aún en el PRD, López Obrador le ofreció a las hijas de Payambé entrar en política”, cuenta Juan Manuel Fócil, senador del PRD por Tabasco y expresidente local del partido. Así empezó la carrera de una de las hermanas del actual secretario, Rosalinda López, primero como diputada y, hoy ya dentro también de Morena, número dos del fisco mexicano, el Servicio de Administración tributaria (SAT).
El rumbo del hermano mayor tardó más en cruzarse con el hoy presidente. Militante desde muy joven del PRI, en el 2000 fue el coordinador de la campaña del penúltimo gobernador priista el Estado. Frustradas sus ambiciones de pelear él mismo por la gobernatura, abandonó el partido tres años después. “Ya en el PRD, tanto él como su hermana empiezan a ganar influencia en la capital, donde Adán Augusto llegó a ser candidato a alcalde y luego diputado”, añade Fócil.
El segundo y duro asalto presidencial de López Obrador fue la forja del vínculo. En 2006, López Hernández dejó el parlamento para dirigir la campaña del todavía candidato del PRD en los Estados del sur. Arrastrando aún la polémica por el desafuero presidencial iniciado por Vicente Fox y en medio de duros ataques de su nuevo contrincante panista, López Obrador, perdió la elección por un dedo ante Felipe Calderón, provocando largas protestas de los simpatizantes del candidato de izquierda, que mantuvo durante meses que se trató de unas elecciones fraudulentas.
Durante todo ese proceso, López Hernández también estuvo allí. Hasta abandonar el 2013 su escaño como senador para unirse a Morena, logrando la gobernatura de Tabasco en 2019. Su mandato ha contado siempre con el respaldo explícito del presidente, que llevaba ya algunos meses deslizando la posibilidad de incorporarle al gabinete. En junio se refirió a él como “un cuadro, un profesional, un buen gobernante, una buena persona, un hombre íntegro, una gente honesta”.
De carácter sobrio y reservado, su recorrido como gobernador ha estado salpicado de decisiones polémicas criticadas tanto por la sociedad civil como por los tribunales. En marzo de este año, la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional la llamada Ley Garrote de Tabasco. Aprobada en 2019, recién llegado López al poder, establecía castigar con penas de cárcel a quien obstaculizara obras públicas o privadas. También provocó una fuerte contestación, la modificación aprobada por la mayoría morenista en el congreso estatal, de la ley de contrataciones para aumentar el peso de las adjudicaciones directas en los proyectos de obra pública.
El 3 de enero de 2001, Tabasco amaneció con dos gobernadores. Uno de ellos era el priista Enrique Priego, quien había sido designado como gobernador interino por la mayoría tricolor en el Congreso local. El otro era el priista Adán Augusto López Hernández, quien había sido propuesto por la oposición para ocupar el interinato.
Cuatro días antes, el Tribunal Electoral había anulado el triunfo del priista Manuel Andrade en las elecciones de gobernador, con lo que se detonó la crisis política.
A Enrique Priego lo había impuesto como interino Roberto Madrazo, cuyo gobierno fue acusado –y sentenciado por el tribunal- por haberse entrometido ilegalmente en las elecciones, en favor de Manuel Andrade.
Adán Augusto era impulsado por el PRD como el personaje ideal para ocupar el interinato y resolver el diferendo desatado por la anulación de las elecciones. A pesar de ser el secretario general del PRI estatal, el abogado y notario era visto como un personaje neutral, que garantizaba condiciones de equidad para convocar a las elecciones extraordinarias.
Además de ser hermano de la diputada perredista local Rosalinda López, Adán Augusto gozaba de buena relación con el candidato perredista Raúl Ojeda y -lo más importante- con el verdadero líder del perredismo local, Andrés Manuel López Obrador, quien en 1994 había competido con Madrazo por la gubernatura.
Finalmente, Madrazo terminó por imponer a Enrique Priego como interino; Adán Augusto López declinó a su favor el 11 de enero; en agosto, el PRI volvió a ganar en las elecciones extraordinarias, y Manuel Andrade asumió la gubernatura el 1 de enero de 2002.
En 2003, Adán Augusto renunció al PRI, se afilió al PRD y desde entonces se convirtió en una de las caras más visibles del lopezobradorismo en Tabasco.
En enero de 2007 asumió la diputación local por el PRD; en 2009, fue electo diputado federal por un distrito de Villahermosa; en 2012, se convirtió en senador de la República; en 2014 se separó del PRD para afiliarse a MORENA; fue dirigente estatal del nuevo partido durante un año, y en 2018, cuando López Orador fue electo presidente, él fue electo gobernador de Tabasco.
Su salida de la Quinta Grijalva y su nombramiento como secretario de Gobernación, el 26 de agosto de 2021, causó sorpresa en algunos sectores, pero quienes conocen bien el entorno de López Obrador vieron con naturalidad que el presidente optara por él para relevar a Olga Sánchez Cordero en el cargo más importante del gabinete.
De inmediato, a su amigo, colaborador y hombre de confianza, el presidente le otorgó notoriedad, elogios públicos y la capacidad de maniobra política que pareció regatearle a Sánchez Cordero durante los primeros dos años y medio del sexenio.
A grado tal que, a menos de cinco meses de llegar a la Secretaría de Gobernación, Adán Augusto ha irrumpido en la anticipada carrera presidencial del 2024.
En esta semana, días después de que el senador Ricardo Monreal riñó con un gobernador de MORENA y se quejó del ninguneo de Palacio Nacional, Adán Augusto se convirtió en el protagonista de la conferencia mañanera, en ausencia de López Obrador por su segundo contagio de COVID.
Cuando el canciller Marcelo Ebrard fue desmentido desde el Salón Tesorería sobre la presencia diplomática de México en la toma de protesta de Daniel Ortega en Nicaragua, Adán Augusto aún disfrutaba del 10 en la evaluación del presidente, quien le agradeció públicamente “aligerarle la carga” de gobernar.
Mientras la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum asume un talante de confrontación y rijosidad, y compra todos los pleitos de López Obrador -ya sea con la oposición, los medios y hasta el INE-, Adán Augusto dialoga con gobernadores de todos los partidos, abre un canal de comunicación con el PAN e incluso mantiene contactos con los titulares de los organismos autónomos, tan mal vistos por la 4T.
“Tiene muy buenos modos, buenas prácticas; tiene el mérito de ser tranquilo, prudente, saber escuchar; es paciente y, al mismo tiempo, tiene pasión”. Todo eso ha dicho de él López Obrador, quien llegado el momento será el gran elector en la interna de Morena.
En los afectos del presidente, al tabasqueño le favorece la cercanía, el paisanaje, pero también su carácter moderado y discreto. No es un funcionario que esté ejerciendo el cargo para la palestra o para complacer a las legiones de aplaudidores de la 4T. No es de declaraciones estridentes, polémicas o diferencias irreconciliables. Tampoco es un tuitero compulsivo, o un político que rompa lanzas con sus interlocutores.
Un día puede hacer una declaración “fuerte” sobre el Instituto Nacional Electoral y recomendarle un plan de austeridad a los consejeros, y horas después dialogar con Lorenzo Córdova sobre la mejor manera de resolver el enredo presupuestal de la revocación de mandato.
Justo esa consulta, que polarizará al país de aquí y hasta el 10 de abril, pondrá a prueba su capacidad.
Su lealtad al presidente está más que probada; su eficacia como interlocutor del Ejecutivo con otros poderes del Estado, como operador, conductor de la política interna y garante de la gobernabilidad, aún está por verse.
Hace poco, cuando se le preguntó si se apuntaba para el 2024, Adán Augusto dijo que él tiene un compromiso con el Presidente y con la tarea para la cual fue invitado al frente de la Segob, y añadió: “yo no sudo calenturas ajenas”.
Ésa es otra de sus ventajas: a diferencia de Monreal, Ebrard o Sheinbaum, Adán Augusto no ha mostrado fiebre o sudor alguno por la candidatura de Morena. No se asume como un presidenciable predestinado a ser el ungido. No actúa como tapado ni parece aspirar a ser corcholata. Al menos no hasta el momento.
APUNTES FIDEDIGNOS
La ex secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, dio positivo a Covid-19, “como decenas de mujeres” en el penal de Santa Martha Acatitla, informó su hija Mariana Moguel.
Al compartir la noticia, recordó que el juez negó la libertad de su madre argumentando que su salud no estaba en riesgo.
Y aseguró que “no hacen pruebas en Centros Penitenciarios. Exigimos pruebas para todas”.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana confirmó el contagio de la ex funcionaria. Esperemos que se recupere pronto. Mientras tanto ¡¡¡seguiremos informando!!!
Dudas, comentarios, aclaraciones y amenazas:
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