*La CIRT considera un ataque directo e inusitado a la libertad de expresión en México, la resolución que emitió la SCJN contra los medios periodísticos electrónicos principalmente
* Lo anterior porque la Corte ha ordenado que en cualquier contenido de las estaciones de radio y televisión del país se deba diferenciar entre información noticiosa y la opinión de quien la comunica
* En España, una conductora de TV se burló en vivo de AMLO por los remedios caseros que empleó para curarse del Covid-19
PLUMA FUENTE
JUAN BERMÚDEZ
Y comienzan las protestas por los certeros ataques a la libertad de expresión que en últimas fechas ha realizado el gobierno federal a los medios de comunicación impresos y electrónicos principalmente. Por supuesto que quienes conforman el gremio periodístico han decidido no cruzarse de brazos ni agachar la cabeza como lo habían hecho durante décadas ante las políticas represivas, condicionantes y de censura a las que eran sometidos por las distintas administraciones federales.
Resulta que la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) hace unas horas mostró ante la opinión pública su absoluto rechazo a la sentencia del amparo en revisión 1031/2019 aprobada por mayoría en la Primer Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el pasado 19 de enero de 2022.
Para que ustedes estimados lectores tengan una idea más clara de lo que es esta situación, le comento que dicha sentencia es considerada por la CIRT como un ataque directo e inusitado a la libertad de expresión en México, al ordenar de manera por demás absurda que en cualquier contenido de las estaciones de radio y televisión del país se deba diferenciar entre información noticiosa y la opinión de quien la comunica.
Y es que todo indica que se trata de una obligación de imposible cumplimiento en la realidad y que va en contra del más elemental sentido común. La libertad de expresión de los medios de comunicación y de sus comunicadores es la que les permite entreverar noticia y opinión; decidir la agilidad con la que se hace uso la comunicación; el derecho a la libertad editorial y el momento y la forma en que se utiliza. Es absurdo que desde el Estado se pretenda someter a la radio y la televisión a controles y sanciones burocráticas, que rompan con el flujo y el ritmo de la comunicación.
Ante esta grave imposición sobre la radio y la televisión, se corre el riesgo inminente de que sean cancelados la mayor parte de los programas noticiosos y que se eliminen aquellas notas informativas en que terceros no distinguen entre información y opinión. Tal medida afectará la dinámica de trabajo de todos los medios, tanto públicos como privados, como es el caso de la transmisión de los encuentros en “Las mañaneras” del C. Presidente de la República, si no hace una clara distinción entre noticia y opinión.
Al haber propuesto tan desafortunada sentencia, el Ministro Juan Luis González Alcántara muestra su despreocupación y ligereza por los efectos antidemocráticos que la misma tiene sobre la libertad de expresión; desconoce por completo cómo funciona la radio y televisión; ignora que el principal derechos de las audiencias es estar informadas con oportunidad, veracidad y por medios y comunicadores libres, y nuevamente pone en desventaja a la radio y la televisión mexicanas respecto de otras plataformas de comunicación plenamente desreguladas, muchas de ellas con contenidos respecto de México generados desde el extranjero.
Estamos frente a un gran retroceso en la libertad de información y de expresión; probablemente el más grave de los últimos 45 años. La CIRT y los comunicadores de sus más de 1,400 estaciones de radio y televisión afiliadas refrendan su compromiso con la audiencia de que darán la batalla para no ser censurados y que haremos uso de todos los recursos legales que la ley nos concede para continuar ofreciendo a la audiencia mexicana contenidos de calidad, ágiles, entretenidos, comprometidos con la verdad y, antes que cualquier cosa: emitidos con total libertad y sin controles del Estado.
A través de este espacio, la CIRT hace un atento llamado al Gobierno Federal, al Congreso de la Unión, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y al IFETEL a fin de que este asunto pueda resolverse con pleno respeto a la Constitución, a los tratados internacionales celebrados por nuestro país, y la defensa del desarrollo democrático de México.
En los tres años que López Obrador lleva en el gobierno, ha descalificado investigaciones periodísticas que revelaron comportamientos inadecuados de funcionarios de su gobierno o enfoques que no le gustan y por los que ha llenado a la prensa con adjetivos como “fifí”, “mentirosa”, “conservadora” o el “hampa del periodismo”.
Hay quienes defienden la política de comunicación de AMLO, pues argumentan que “las mañaneras” son un ejercicio inédito de apertura, una dinámica que ha desterrado las viejas prácticas de censura, que el presidente solo está expresando el hartazgo popular hacia la prensa corrompida y tiene derecho a defenderse. Pero es inevitable considerar que la hostilidad verbal del político tabasqueño alimenta también los ciberataques feroces y los reclamos de ciudadanos a los reporteros de ser enemigos de la llamada “Cuarta Transformación” y sirve de coartada para los gobernadores y alcaldes que califican de corruptos a los medios independientes para asegurar su impunidad.
Uno de los reclamos más sonados del presidente fue el que hizo directamente a la revista Proceso —una publicación históricamente crítica con el poder— y después se fue contra El Universal, Reforma y también contra este diario digital, por no “portarse bien” con él. Aclaró que los buenos periodistas son aquellos que toman partido y apoyan las grandes transformaciones. La referencia de AMLO del buen periodismo pertenece a la antigua tradición de editorialistas militantes al servicio de un proyecto político, como ocurrió durante la guerra de Reforma en el siglo XIX y durante la Revolución mexicana, a inicios del XX.
Por lo mismo, su exhortación significa un rechazo a lo que ha costado más de un siglo forjar: una prensa que busca la imparcialidad, la independencia y ser el contrapeso a cualquier gobierno sin importar el signo ideológico. Es también un estatequieto al periodismo de investigación independiente que —en medio de dificultades y peligros— ha revelado escándalos de corrupción estatal que contribuyeron al clima de hartazgo ciudadano que López Obrador capitalizó en su triunfo electoral. Aplicado hoy a su gobierno, ese cuestionamiento le resulta incómodo y lo fustiga en cualquier oportunidad.
El llamado presidencial a “portarse bien” resulta ominoso al recordar que el mismo pedido fue hecho en 2015 por el entonces gobernador de Veracruz, Javier Duarte —preso actualmente— mientras ese estado se convertía en el más mortífero para ser periodista y México en lo que es hoy: el país más peligroso del mundo para ejercer el oficio.
Era imposible pensar que con el cambio de gobierno esa inercia violenta contra la prensa se frenara repentinamente. Pero ante las esperanzas generadas por el triunfo electoral del líder de izquierda que creó su propio partido para poner un alto a los poderes fácticos a los que llama “la mafia del poder”, nadie esperaba lo opuesto: que fuera a empeorar. Desde que empezó su gestión, diez periodistas han sido asesinados por motivos relacionados con su profesión; a este ritmo, 2019 podría convertirse en el año más sangriento para la prensa mexicana.
De manera equivocada y hasta contraproducente, el debate en México gira en torno a lo que es una prensa “bien portada” y no sobre qué implica tener a una prensa amenazada, hostigada o diezmada por el poder político, económico o criminal o sus múltiples combinaciones. Una muestra del poco interés del gobierno a esta realidad está en el presupuesto: en el país donde entierran a más periodistas al año que los países en guerra, el fomento al beisbol recibió más dinero que el mecanismo federal que debe proteger a periodistas y personas defensoras de los derechos humanos.
López Obrador debe poner el ejemplo de lo que significa el respeto a la libertad de expresión, no solo al dejar de hostigar a la prensa, también al implementar acciones concretas. El presidente debe asegurar el pleno funcionamiento del sistema de protección de periodistas —el mecanismo de protección para amenazados y la fiscalía especializada en investigar los delitos contra la prensa—; empujar a los gobiernos estatales a responder con efectividad cuando se trata de prevenir e investigar las agresiones contra periodistas o medios y acabar con la impunidad de los delitos contra los comunicadores para que no se repitan.
Pero esto, prácticamente es imposible toda vez que por desgracia, México lindo y querido –como dice la canción que hizo popular el cantante Jorge Negrete- está gobernado por su sujeto desequilibrado, terco, necio, cerrado, iracundo y enfermo de poder. Así nos tocó vivir este sexenio que ojalá se termine pronto con la famosa revocación de mandato.
APUNTES FIDEDIGNOS
Ante el récord de casos positivos de COVID-19 que ha registrado México en los últimos días, una conductora de televisión en España se burló de los remedios del presidente Andrés Manuel López Obrador para combatir su segundo contagio.
Se trata de Cristina Gallego, titular del programa El Intermedio del canal La Sexta, quien ironizó sobre los remedios que utilizó AMLO durante su aislamiento en Palacio Nacional la semana pasada.
“Si hiciéramos caso a determinados consejos que nos envían algunos dirigentes del mundo, pues la pandemia habría acabado hace un año, y la humanidad un ratito antes”
Enseguida la producción española reprodujo el video donde López Obrador narra su experiencia durante su convalecencia: “Yo con paracetamol y miel para la garganta, con un poco de limón, y con eso sale uno adelante; además, no están de más las caricias, nunca sobran”
Al respecto, la presentadora suelta la carcajada y destaca “esa risita pícara” del mandatario.
“Claro que sí, bienvenidas las caricias, a la mierda la distancia de seguridad; de hecho, podríamos obligar a los médicos a acariciar a los pacientes para curarles de covid”.
En este sentido, cuestionó al público diciendo “¿Que todavía no los hemos humillado lo suficiente a los médicos?” y sigue con su mordaz crítica diciendo que bien se podrían convertir las oficinas en “unidades de caricias intensivas”.
Cabe mencionar que El Intermedio es un popular programa de sátira que se transmite en el canal desde marzo de 2006. Por lo visto, “el preciso” ya se convirtió en una burla a nivel internacional. ¡Qué vergüenza!
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